Nada

Silencio.

No hables. No digas. Calla.

Suéltame. Déjame. Déjame ser.

Deja que viva en estos instantes. De mis entrañas.

De mis palabras.

De mi voz ronca, que poco a poco se va disipando en el aire.

Con gesto amargo y mirada perdida.

Creo que se me olvidó tu nombre.

No recuerdo por qué viniste. Pero te digo que te vayas.

Que dejes de romperme los esquemas que un día construías a punta de pistola.

Que dejes de hurgarme en las heridas. Que me dejes. Que te vayas.

Que no me valen más las caricias. Al final fueron nada.

Nada. Como lo que eres ahora. Vacío. Sin aliento. Sin sustancia.

A la deriva de un mar bravío sin destino ni rumbo.

Piérdete.

Suéltame. Déjame.

Porque eso eres. Nada

XIII